12 octubre 2006

Las cosas que nos atan

Alguna vez se preguntaron por qué somos como somos?
Es decir, por que hago las cosas que siento, por qué siento las cosas que siento. Qué cosas me motivan? Pueden cambiar? Deben cambiar?
Qué cosas le dan sentido a mi vida?

Los referentes
Las personas que nos rodean sirven de referencia, tarde o temprano, algunas más otras menos, pero siempre terminamos eligiendo nuestros modelos y referentes. Aquellos espejos que reflejan una imagen distorsionada de nosostros mismos. Aquellos que nos rompen el corazón cuando nos rechazan, o nos motivan a la acción con una simple sonrisa.
Son las personas las que dan sentido a nuestras vidas. Pero por qué? Qué es el sentido, por qué lo necesitamos?

Las relaciones que establecemos con las personas, nos dan puntos de referencia que funcionan como imanes para la estructura de nuestra personalidad. Dado que no tenemos una forma definida, nos vamos formando un poco con planes internos (genes?), un poco con atracción y rechazo de otras formas "exitosas". Sin emabargo, esa atracción, se vuelve en impedimento al querer cambiar.

Sin saberlo, o quererlo, espejamos en nuestra persona características y rasgos de otras. Eso nos sirve para tener un repertorio común de conocimiento y de protocolos que facilita la comunicación con las personas modelos y minimiza los errores (claro, eligiendo los modelos correctos). Duplicar al ajeno, dentro de uno mismo, es una forma fácil de adaptarse socialmente.

Personalidad inercial
Pero que sucede al querer modificar una parte nuestra? Nos convertimos en estalactitas (o estalagmitas). El fluido y flexibilidad que existía anteriormente, por repetición acrítica, se convierte en piedra. Después de años de rutina, y de mantener las mismas relaciones con las personas, vamos encontrando el punto más económico para nuestra personalidad. Cambiar ya no es fácil.

Por un lado, tenemos a los atractores (aquellos modelos a seguir) que nos dicen que nuestra forma actual es óptima (estamos plenamente adaptados a nuestro grupo social), y por otro lado funcionan como detractores. Detectan qué cambios propios difieren del óptimo y lo destacan como perjuicioso. De modo que los modelos admirados, que sirvieron para el cambio y flexibilidad originalmente, se vuelven impedimentos ante la novedad. Se convierten en agujeros negros de nuestra personalidad.

Cómo salir del pozo constumbrista?
Opción 1º: Ver fallar a nuestros ídolos. Pierden el factor atractor cuando vemos que ya no resultan admirables. Al cometer errores (evidentes) nos revelan sus facetas fallidas y pasan a ser modelos de rechazo (padres de adolecentes).
Opción 2º: Encontrar nuevos modelos más fuertes. No necesariamente se pierdan los anteriores, pero si las formas de ambos están en conflicto, se optará por el de mayor admiración.
Opción 3º: Perder admiración hacia modelos humanos. El más riesgoso de todos. Si no se tiene un modelo humano, se puede adoptar virtualmente cualquier modelo. Eso implica incluso, perder comunicación con la gente. Sentir rechazo de los seres amados, o idolatras figuras artificiales.
Opción 4º: Golpe al centro de equilibrio del ego. Se produce por una gran falla personal. Es necesario que sea visto como tal, y que produzca un colapso de los valores hasta ese momento. En ese caso, la persona empieza a buscar nuevos valores (intenta recuperar sus pedazos alrededor de un imán que sea potente). No necesariamente tenga que ser un imán muy fuerte, puede que sea el único que exista. Pero tiene que ser una persona que brinde seguridad al otro. "Yo no sé como es el mundo, pero el sí". En este caso, dependiendo de la intensidad del golpe, la personalidad de la persona puede quedar muy pegada al nuevo modelo.

Como frase sintética, me gustaría dejar lo siguiente:
"Cambiar no cuesta más que mantener la postura. Lo que cuesta, es mantener el cambio"